domingo, 8 de febrero de 2009

Hola

Una tarde justo cuando termine de lavar los platos corrí hasta el balcón y salte, la toalla sobre el cordel me fue tan difícil alcanzarla que mis manos desde allí permanecieron húmedas. El microclima generado entre las uñas y los primeros milímetros de piel invitaron al resto de mi cuerpo a entrar en descomposición.Las moscas, cucarachas y arañas rodearon mis ojos, mi cara, mi pecho. Cada una mordisqueando un poquito de eso que no debía estar, pasaron aproximadamente veinte segundos desde que le di el ultimo apretón a la canilla y mire hacia la ventana, igual ya sabemos que el tiempo, para las moscas, no importa.

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